Todos nacemos dentro de
una cueva, un lugar protegido. La cueva es transparente; podemos ver el
exterior pero no lo entendemos porque los muros que la encierran nos lo impide.
Nacemos en el sótano de
la nada y según vamos creciendo subimos las escaleras de las etapas desde la
infancia hasta el despertar de la madurez. Entonces es cuando vemos infinidad
de posibilidades y caminos abiertos ante nuestros ojos. Debemos seguir nuestro
camino de imperdibles conectados, ¿por qué? Por el simple hecho de que los
imperdibles nunca se pierden. Pero qué pasa: hay falsos caminos que no guían
hacia ninguna parte.
Cuando uno encuentra su
autopista de imperdibles, es cuando logramos entender nuestro destino, el por
qué de nuestro camino, - y mientras lo recorremos vamos vislumbrando y
comprendiendo qué es aquello que existe más allá de la cueva.
Aquellos que logran
seguir su propia autopista y consiguen llegar a la salida de la cueva, se
nombran a sí mismos libres y emancipados; pues ellos saben que tienen el mundo
abierto antes sus manos, lo comprenden, lo reconocen y eligen. Estos logran ser
unos expertos, pues han recorrido todo el camino y han sabido sacar partido de
todo su sentido. También saben qué hacer cuando llegan a su destino: la
libertad en el mundo.
Muchos de ellos se dedican a predicar su
experiencia contando historias y vivencias. Otras veces se han conocido hombres
como tales, y tales como ellos así mismos se hacen nombrar: los gurús del mundo.
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