domingo, 8 de mayo de 2011

El espíritu del ser líder


Debemos pensar creciendo que en la vida todo es posible y alcanzable, crecer sacando el mayor partido de aquello con lo que nos vemos involucrados en el día a día y dar rienda suelta  a nuestra imaginación sobre el futuro.
La vida consiste en proponerse metas a alcanzar; - sí, debes visualizar la consecución de esa meta-, vivir en comunidad y progresar como persona. En eso consiste ser un líder.

En la sesión de RYLA que organizó Rotary Club para fomentar el liderazgo, descubrí que ser un líder no es ser un mandamás; sino todo lo contario. Ser un líder es algo más complejo que eso; se trata de una facultad inherente en todas las personas, algo que todas las personas tenemos en lo profundo de nuestra personalidad.

Me gustaría dar una enfoque personal sobre aquello viví con mis propios ojos y pude descubrir en Ryla, pero resulta ser algo más complejo que eso. Por raro que suene, en un fin de semana de convivencia con otras personas de edades similares a la mía, no podría dar una única visión de todo aquello que hice en esos tres días. Me gustaría compartir todo aquello que aprendí en RYLA, gracias a la organización de Rotary Club; sin embargo, mi texto se extendería a un número considerable de páginas. Ryla no es algo que se pueda describir detalladamente, es algo que se debe vivir, sentir y descubrir. Es una experiencia totalmente enfocada al propio crecimiento para la persona.

Allí no conocía a nadie y salí de la Residencia Fray Luís de León, lugar en el que se celebraba la convención Ryla, habiendo estrechado lazos, amistades, y acabando por asistir a las reuniones del club Rotaract Madrid Serrano. Me encontré con gente con la que coincidía en muchos aspectos y  gente muy diferente a mí; eso era lo más atractivo de la situación que se nos planteaba: la diversidad para el aprendizaje. Hice amistades con gente con la que nunca habría imaginado toparme; gente asombrosamente inteligente en todos los ámbitos. La motivación y las ganas de saber qué es lo que nos depara ahí fuera en el mundo laboral, y sobre todo, iniciativa y ganas de disfrutar y pasar un rato agradable era lo que nos unía cuando todavía no sabíamos apenas el uno del otro. Ese mismo fin de semana coincidió con mi vigésimo cumpleaños; no era la primera vez que celebraba un cumpleaños fuera de casa, ya lo había hecho anteriormente en Estados Unidos junto a mi familia de acogida rotaria que me llevó a Florida  cuando cumplí mis dieciocho. Puedo decir que pasé un fin de semana y un cumpleaños único junto a mis nuevos amigos.

Si algo aprendí en ese fin de semana es que es fundamental conocer tus puntos fuertes y débiles a la hora de funcionar ante el planteamiento de un problema o en aquel caso una partida de juegos de estrategia. Aquello que vivimos en RYLA fue más que aprender a jugar en equipo; fue aprender a que el juego no acaba cuando finaliza nuestra niñez. Podemos seguir disfrutando de la partida cuando lleguemos al mundo de aquello en lo que se basará nuestro trabajo y nos sintamos satisfechos con aquello que estamos haciendo.
Todos teníamos intereses diferentes, pero si en algo coincidíamos era que todos teníamos ganas de competir contra aquello que nos es desconocido respecto a lo nos depararía el futuro. Tanto en el mundo laboral como en las relaciones sociales, vivimos rodeados de personas con las que debemos relacionarnos en grupos ajenos a nuestro habitual grupo de amigos íntimos. Las relaciones en grupo siempre estarán presentes en nuestro giro cotidiano de la vida, y si una cosa debemos aprender, es que para trabajar en grupo debemos cultivar una serie de virtudes fundamentales para funcionar mejor, como mostrarnos siendo personas humildes ya que siempre hay algo que tú no sabes y puedes aprender de otras personas, aprender a escucharnos a nosotros mismos y, sobre todo, escuchar a la persona que tienes de frente para crear el vínculo de confianza. En ti mismo, en tu propio aporte está el fomentar el espíritu de equipo para que éste esté cohesionado.

Resumiendo, para ser un líder debes inspirarte en tu meta personal, pensar en el futuro y en aquella gente que te rodea.

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