El pasado 27 de abril de 2012, en uno de esos gratos paseos por la ciudad
de Madrid, tuve el placer de descubrir la Fundación Mapfre, donde se introducía
por primera vez una exposición monográfica del artista Odilon Redon.
Odilon Redón (Burdeos, 1840-París, 1916) durante su época como artista
convive con otros tantos de gran éxito y reconocimiento como los productores de
arte impresionista. Antes de consagrarse como artista de profesión, éste dudaba
de su porvenir. En sus años posteriores ejerciendo de pintor profesional, se
convierte en hombre de éxito y talento, aunque hoy en día todavía no sea del
todo conocido. Aún hoy para aquellos que lo conocen, sigue siendo un pintor enigmático.
Es un personaje solitario y en ocasiones incomprendido. En su manera de
hacer arte conviven una mixtura de
aquello que encierra el subconsciente más místico y misterioso coloreado de
sombras y una etapa decorada e imaginada por un mundo cargado colorismo sincero
y moderno.
Presenta algunas influencias
de los autores pertenecientes al movimiento del romanticismo. Estos halos de
nostalgia y melancolía se pueden apreciar en algunos de sus primeros dibujos. Y
aunque convive con otros grandes artistas franceses de gran influencia para la
historia del arte, decide exponer
su propia visión del mundo. En algunas ocasiones se puede apreciar en sus
dibujos, litografía y pinturas su emoción de soledad.
Para muchos artistas posteriores es considerado un personaje de gran
influencia; uno de los padres de los futuros movimientos del arte moderno
reflejado en la etapa de los nabis y
en las primeras vanguardias del surrealismo
y fauvismo.
Toda su obra se halla expuesta desde una visión onírica, esotérica, cristiana
y pequeños apuntes de curiosidades por la ciencia que encajan a la perfección
con la visión más intima y sincera de su yo
y su propia relación con el mundo que le rodea. Esta manera de retratar sus
impresiones queda enmarcada y clasificada en varios periodos trascendentales
que ocupan los temas e imaginaciones que desenmascaran la totalidad de su obra.
Es un artista al que le gusta crear a partir del fluir de la
improvisación guiada por el subconsciente. La imaginación es lo que mueve su
arte y no parece que deje paso a la reflexión para la creación. No obstante, en
alguna de sus obras deja rastro de su interés por la ciencia y las teorías del
darwinismo. En una mezcla de imaginario y ciencia, siempre acaba aproximándonos
a su manera más cercana de su propia visión de la realidad. Su mayor
propósito era el de buscar una
belleza moral buena y la verdad ideal para alcanzar un bien.
En lo observado a lo largo de la exposición, se han tomado algunos
apuntes, impresiones y comentarios de referencia para conocerse mejor su
técnica a la hora de trabajar. En sus dibujos de aguafuerte o en los grabados
hechos en litografía se observan unos trazos de líneas agrupadas siguiendo una
misma dirección. Esto crea una sensación limpia ordenada y podría considerarse
más o menos estética en cuanto a técnica.
En algunos dibujos
puntuales, aparecen en las composiciones de las formas representadas, un
conjunto de líneas en trama como para crear énfasis, resaltar alguna zona en
concreto u obtener una mayor definición en algún aspecto del dibujo.
Siguiendo la línea de las impresiones de la exposición, en los dibujos
realizados a pastel, muchas veces los deja a medio hacer. Podría saltarnos a la
mente, la cuestión que probablemente algún que otro espectador en la sala se ha
llegado a preguntar, ¿por qué deja estos dibujos, en buen camino a tener una
mejor apariencia, a medio hacer?
Llama la atención, por la sencillez de la idea y al mismo tiempo
originalidad del hacer pintura en telas desnudas, sin aparejo. Mucho colorido
floral se nos muestra en ellas. Crean el imaginario de poder estar contemplando
algún fresco en algún muro de algún palacio o, incluso, mosaicos romanos por su
manera casi puntillista de conformar las pinceladas en estas telas.
Muchas veces distorsiona las formas a su libre albedrío dejando que sus
dibujos sean espontáneos, simbólicos, imaginados… Ahora bien, la pregunta es:¿compraría
un cuadro del enigmático Redon?
-Seguramente se esté planteando para sí
mismo esta cuestión después de haber leído esta crítica…
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