martes, 24 de febrero de 2015

Tic-tac

--Tic-tac.                                    Tic- tac.                                            Tic- tac. -- avanza el reloj como sonido reverberante emergiendo del exterior, cual metrónomo marcando una métrica constante.
...
Pasan las horas.
....

Solo bla bla bla; murmuros vacíos; hacer; hacer; hacer. ¿Alguna implicación?

...



--Trttttttttttttt.                 Mmmmmmm-ñññññññ.                PUUMMMMmmmm. -- Se oye una llave introducirse y girar el cerrojo, haciendo la intención de abrir la puerta con aires de suavidad. Y haciendo reverberar el tabique donde la entrada está situada, la puerta se cierra de un gran portazo.





--Cariño, ¿por qué has dado un portazo?

--Ha sido la corriente. Acaba de escaparse todo el tiempo perdido.

--No escucho el reloj sonar.

-- ¿Qué tal el día? ¿Qué has hecho?

--No me acuerdo. Sólo recuerdo el tic-tac incesante del reloj. Hay que arreglar ese reloj. Se ha quedado sin pilas.

-- ¿Por qué te preocupas tanto del reloj si ni siquiera recuerdas qué has hecho hoy en el tiempo?

-- En efecto, el tiempo se ha perdido.




No hay comentarios:

Publicar un comentario